viernes, 23 de octubre de 2015

De qué hablamos cuando hablamos de comics y ciencia.

Es bien difícil adivinar exactamente en qué pensaba Neil Armstrong cuando el veinte de julio de mil novecientos sesenta y nueve se transformaba en el primer hombre en pisar la Luna. Probablemente no pasaba por su cabeza que Tintín se le había adelantado quince años -sobre el papel, eso sí- cuando en mil novecientos cincuenta y cuatro Hergé publicó Aterrizaje en la Luna.
El historietista belga siempre y en toda circunstancia se mostró preocupado por la valía científica de sus historias, donde especificó desde un observatorio astronómico hasta la construcción de un reactor nuclear, e inclusive se atrevió a mentar la existencia de agua en la Luna, algo que la NASA no descubriría hasta dos mil nueve.

No pocos son los autores interesados en la ciencia como Hergé y que apuestan por las viñetas en el momento de difundir. El ejemplo más próximo es el de J. Bayarri (Alboraia, mil novecientos setenta y dos), autor de la Compilación Científicos, cuyo logo C2 recuerda a determinada fórmula de Einstein.

Bayarri explica a SINC el potencial del tebeo de divulgación. "El cómic es un medio puramente visual apoyado por texto. De ahí que es un medio inusual para explicar cualquier cosa, no solo a pequeños".

En su serie de cómics infantiles, Bayarri cuenta la vida de científicos tan esenciales como Darwin o bien Galileo. A fin de que estos genios pudiesen llegar al papel el dibujante decidió emplear el micromecenazgo o bien micromecenazgo, que ya le dejó publicar Darwin, la evolución de la teoría.
Con este sistema, la gente se compromete a adquirir el libro, por el que va a pagar solo si se llega a una suma que deje la edición, tal como ocurre hoy día con Galileo, el mensajero de las estrellas. Solo si recibe las solicitudes suficientes, va a ser publicado en el mes de mayo. Tras él -toda vez que se cuente con el apoyo popular- va a llegar Newton tras el verano. Y, el año próximo, van a ser Marie Curie y Einstein los que protagonicen las viñetas de Bayarri.



Si reciben apoyo suficiente, las aventuras de Galileo van a ser publicadas en el mes de mayo"Tras publicar el cómic de Darwin para festejar su bicentenario en dos mil nueve, vimos que ahí había una línea editorial por explotar. Desarrollamos el proyecto de la compilación y también procuramos hallar a alguien interesado en publicarla, mas sin éxito", comenta Bayarri.

En el primer ejemplar de la compilación, el lector acompaña a Darwin en su viaje -geográfico y personal- que lo convertirá en naturalista y le dejará desarrollar entre las teorías más esenciales de la historia de la ciencia. Exactamente, en la Compilación Científicos el rigor de los datos históricos se observa con singular cuidado. "Tayra Lanuza, doctora en historia de la ciencia y también estudiosa posdoctoral del CSIC, se hace cargo de elegir a los protagonistas y de documentarse", comenta Bayarri.

Es bien difícil adivinar exactamente en qué pensaba Neil Armstrong cuando el veinte de julio de mil novecientos sesenta y nueve se transformaba en el primer hombre en pisar la Luna. Probablemente no pasaba por su cabeza que Tintín se le había adelantado quince años -sobre el papel, eso sí- cuando en mil novecientos cincuenta y cuatro Hergé publicó Aterrizaje en la Luna.

El historietista belga siempre y en toda circunstancia se mostró preocupado por la valía científica de sus historias, donde especificó desde un observatorio astronómico hasta la construcción de un reactor nuclear, e inclusive se atrevió a mentar la existencia de agua en la Luna, algo que la NASA no descubriría hasta dos mil nueve.

No pocos son los autores interesados en la ciencia como Hergé y que apuestan por las viñetas en el momento de difundir. El ejemplo más próximo es el de J. Bayarri (Alboraia, mil novecientos setenta y dos), autor de la Compilación Científicos, cuyo logo C2 recuerda a determinada fórmula de Einstein.

Bayarri explica a SINC el potencial del tebeo de divulgación. "El cómic es un medio puramente visual apoyado por texto. De ahí que es un medio inusual para explicar cualquier cosa, no solo a pequeños".

En su serie de cómics infantiles, Bayarri cuenta la vida de científicos tan esenciales como Darwin o bien Galileo. A fin de que estos genios pudiesen llegar al papel el dibujante decidió emplear el micromecenazgo o bien micromecenazgo, que ya le dejó publicar Darwin, la evolución de la teoría.
Con este sistema, la gente se compromete a adquirir el libro, por el que va a pagar solo si se llega a una suma que deje la edición, tal como ocurre hoy día con Galileo, el mensajero de las estrellas. Solo si recibe las solicitudes suficientes, va a ser publicado en el mes de mayo. Tras él -toda vez que se cuente con el apoyo popular- va a llegar Newton tras el verano. Y, el año próximo, van a ser Marie Curie y Einstein los que protagonicen las viñetas de Bayarri.

Si reciben apoyo suficiente, las aventuras de Galileo van a ser publicadas en el mes de mayo"Tras publicar el cómic de Darwin para festejar su bicentenario en dos mil nueve, vimos que ahí había una línea editorial por explotar. Desarrollamos el proyecto de la compilación y también procuramos hallar a alguien interesado en publicarla, mas sin éxito", comenta Bayarri.

En el primer ejemplar de la compilación, el lector acompaña a Darwin en su viaje -geográfico y personal- que lo convertirá en naturalista y le dejará desarrollar entre las teorías más esenciales de la historia de la ciencia. Exactamente, en la Compilación Científicos el rigor de los datos históricos se observa con singular cuidado. "Tayra Lanuza, doctora en historia de la ciencia y también estudiosa posdoctoral del CSIC, se hace cargo de elegir a los protagonistas y de documentarse", comenta Bayarri.

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